Parroquia San Isidro, una Nueva Historia...
El nuevo párroco de San Isidro, Francisco Sánchez, y el último párroco claretiano, Porfirio Ruíz.
No, no me refiero al carnaval internacional ceibeño. De él ya se han ocupado otros. Yo tengo otras noticias, importantes para la Iglesia Católica de La Ceiba y para toda la diócesis de San Pedro Sula. El día 17 de este mes de mayo entregaba la parroquia de San Isidro a dos sacerdotes diocesanos hondureños y el día 24 erigía una nueva parroquia en la parte este de la ciudad. Merece la pena que recordemos brevemente la historia.
La parroquia de La Ceiba
Durante el siglo XIX, tiempo en el que surgió y desarrolló la población de La Ceiba, esta ciudad y sus alrededores dependían de la Parroquia de Trujillo (Departamento de Colón) y era parte de la única diócesis existente entonces en Honduras, con sede en Comayagua. Fue su obispo monseñor José María Martínez y Cabañas, quien creó la Parroquia de la Inmaculada Concepción de La Ceiba el 24 de Septiembre de 1903, cuya sede fue el templo conocido hoy como Iglesia de la Milagrosa, junto al Parque Bonilla. Esta primera capilla había sido edificada en 1862 por los olanchanos y garífunas que fueron los primeros pobladores de la futura ciudad. El primer párroco fue el sacerdote diocesano hondureño Antonio Núñez, quien permaneció en La Ceiba durante cuatro años. Dejaba la parroquia en abril de 1907. Dos años después llegaba el segundo párroco, el sacerdote diocesano Angel García.
Los misioneros Paulinos
El tercer párroco fue el P. Antonio Casulleras C.M, nombrado en 1912. A partir de esa fecha y hasta 1967, son los sacerdotes de la Congregación de la Misión, conocidos en Honduras como los Padres Paulinos, quienes se harán cargo de la cura de almas de la parroquia de La Ceiba, de todo el Departamento de Atlántida y de las Islas de la Bahía. Durante cincuenta y cinco años, la tarea evangelizadora de los Misioneros de San Vicente de Paúl marca la vida eclesial de esta gran parroquia, que acompaña el desarrollo histórico, cultural y social de La Ceiba y del Departamento de Atlántida. Debido a eso, también la parroquia de La Ceiba pasó a llamarse en esa época “parroquia de la Milagrosa”, advocación vinculada a las congregaciones fundadas por San Vicente.
En la Semana Santa de 1945, el P. José García, párroco en ese tiempo, constituyó una Junta Edificadora para dotar a la ciudad de un templo más amplio y más céntrico: la iglesia de San Isidro. Pero no fue sino hasta el 22 de julio de 1951 que se colocó la primera piedra del nuevo edificio, que se pudo finalmente bendecir el 22 de junio de 1952. Mons. Capdevila trasladó la sede parroquial de La Ceiba del templo de la Milagrosa al de San Isidro el 1 de abril de 1953. Desde ese día, la parroquia de La Ceiba y sus alrededores se llamó “Parroquia San Isidro”, con toda justicia, pues la vida cristiana de los primeros pobladores de La Ceiba y de su entorno tuvo como primer elemento de identidad católica el culto a San Isidro Labrador.
Los misioneros claretianos
El último párroco paulino fue el P. Manuel Cavero quien entregó la cura pastoral de La Ceiba a los Misioneros Claretianos el 17 de Diciembre de 1967. Los Misioneros claretianos han tenido a su cargo esta parroquia de San Isidro durante 42 años. Recibieron una rica herencia misionera y la hicieron producir en tiempos de profunda renovación eclesial postconciliar y de rápidos cambios sociales. El crecimiento poblacional y la presencia de nuevos sacerdotes hizo posible nuevas parroquias surgidas de la “parroquia madre”, como la Santa Rosa de Lima en Masica, Ntra. Señora del Tránsito en Jutiapa, Corazón de María en Islas de la Bahía, La Natividad en el sector oeste de la ciudad y la recién erigida San Antonio María Claret en la parte este.
Los sacerdotes diocesanos hondureños
Los misioneros claretianos de la Provincia de Centroamérica se hacen cargo de la nueva parroquia que lleva el nombre de su fundador y me entregan la parroquia San Isidro. He nombrado párroco al P. Francisco Sánchez y vicario al P. Oscar del Cid, ambos sacerdotes diocesanos hondureños. Han pasado 106 años desde el nombramiento del primer párroco para La Ceiba en la persona del sacerdote hondureño Antonio Núñez. Nuevamente los sacerdotes diocesanos hondureños se hacen cargo de la parroquia central de La Ceiba. Es un signo de la maduración de esta Iglesia diocesana.
Agradezco a los Misioneros Paulinos y a los Misioneros Claretianos el amor entregado, la dedicación sacrificada, la comunión gozosa que han tenido y siguen teniendo con la diócesis de San Pedro Sula.
Tomado del Blog: “Al pie del Merendón” de Mons. Ángel Garachana
http://angel.hondublogs.com/2009/06/01/noticias-desde-la-ceiba/#more-369
¿Sigue el Padre Porfirio en la parroquia?
ResponderEliminarTengo excelentes memorias de los padres que asistian en la iglesia cuando yo era nina, El querido Padre Candido,Otro que no recuerdo su nombre, era Espanol y el padre Miguel Medel. Excelente servicio, donde estan?
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